Programa 133: Virgen de Andacollo: La Fe en las montañas.

Fuente: Emol.com

(Emisión del 25 de diciembre de 2011)

De diferentes lugares
vienen a rendirle culto
el pobre y el jurisconsulto
lloran junto a tus altares.
Algunos cruzan los mares
deseosos de consuelo
Andacollo feliz suelo
que el mes de Diciembre atiende
todo el orbe se desprende
a ver a la Reina del Cielo.

Es océano de gracia
del enfermo la salud
protege con su virtud
al débil con eficacia.
La primera aristocracia
de La Serena evidente
viene el señor Intendente
también el señor Vicario
y a visitar el Santuario
concurre bastante gente.

Estas décimas dedicadas a la Virgen de Andacollo fueron extraídas del libro “Los mejores versos a lo Divino”, una tradición de cuatro siglos que perdura en el campo chileno, publicado por Padre Miguel Jordá Sureda en el año 2004. Sus contenidos acercan esas montañas de fe que mueven el alma de los chilenos.
La devoción por la virgen se manifiesta en torrentes de luz que alumbran las costumbres y tradiciones proyectadas sobre los cielos del país. Esta adoración llegó temprano con los españoles a Chile. Desde entonces en diferentes rincones se levanta esa fe majestuosa que año tras año, y generación tras generación, le da un sentido superior a la vida de hombres y mujeres.

La Virgen de Andacollo es una muestra rutilante de religiosidad popular instalada en las montañas del norte chico. Andacollo es una ciudad y comuna de la Región de Coquimbo. Su nombre proviene de las palabras quechuas “anta” y “coya” que, en conjunto, significan “reina del metal” o “reina del cobre”.

La historia de Andacollo está unida a su Virgen y a sus yacimientos de cobre y oro. Situado a unos mil metros sobre el nivel del mar, esta localidad es anterior a los conquistadores. La zona tuvo asentamientos de diversas etnias, incluyendo a los incas que, por supuesto, usaron sus ricos yacimientos de minerales.

Andacollo ha dependido históricamente de medianas y pequeñas minas de cobre y oro. Aunque todavía siguen siendo pilares de vidas esforzadas, han surgido actividades de servicios y de artesanía vinculadas al turismo y a la riqueza histórica y cultural ligada a la veneración de la Virgen y a la condición de pueblo minero.

La espiritualidad está asociada a los innumerables milagros atribuidos a la Virgen de Andacollo. La Chinita responde a la confianza depositada en ella con notables prodigios expresados en curaciones de diversos males y aun de muertos resucitados, y también en actos de ayuda como terrenos para edificación y protección ante derrumbes e inundaciones, entre otros actos de benevolencia.

Cada año se celebra la fiesta religiosa más importante del Norte Chico, dedicada a la Virgen del Rosario de Andacollo. Se presenta una “Fiesta Chica”, el primer domingo de octubre, y la “Fiesta Grande”, una de las más antiguas y multitudinarias del país efectuada durante tres días con centro en el 25 de diciembre.
La población de Andacollo se vinculó a la cultura molle que, a su vez, fue influida por los incas con la agricultura y la metalurgia de cobre. Los cronistas y la leyenda cuentan que la Virgen del Rosario llegó a través de los españoles que fundarían la bucólica ciudad de La Serena, distante a unos 50 kilómetros.

Entre 1560 y 1570, un indio minero tuvo una visión en sueños donde una voz le ordenó buscar un tesoro entre los peñascos más altos de la montaña. Allí encontró la imagen entre los matorrales. Luego se construyó una capilla de paja para venerarla, lo que originó que alrededor del año 1585 se iniciara la devoción por ella. Los danzantes, los llamados bailes chinos, se han perpetuado en honor la Chinita.

En estas fiestas, Andacollo, con su imagen venerada y visitada por miles de visitantes nacionales y extranjeros se llena de colores y melodías con las numerosas agrupaciones de baile, cuya principal función es agradecer y escoltar a la santísima. Hay tres tipos de bailes principales: los chinos, los turbantes y los danzantes.

Desde fines del siglo XVI, la devoción de los fieles se refleja en multitudinarias fiestas y procesiones que se realizan en honor a la Virgen. Las cofradías y agrupaciones de bailes provenientes de distintos lugares del país, escoltan su imagen tanto en la iglesia como a lo largo del recorrido por el pueblo.

Algunos de los bailes son muy antiguos, como los chinos que se aparecen desde 1585, los turbantes desde 1752, y los danzantes en 1798. Los bailes son expresiones de amor y fe hacia la reina protectora. El agradecimiento explosiona en los cuerpos danzantes al son de matracas, bombos, cajas y platillos.

El Rey de España Felipe IV decretó, en 1643, que las iglesias de América carentes de santo patrono reconocido tomaran una advocación de la Virgen. El Obispo de Santiago dispuso, entonces, que las parroquias de Copiapó, Huasco y Andacollo, que no tenían titular declarado, asumieran el de Nuestra Señora del Rosario.

La conmemoración de la Virgen es la fiesta religiosa más característica y multitudinaria que se realiza en la Región de Coquimbo. Se ha calculado que la asistencia a la festividad grande sobrepasa las 100 mil personas. Su importancia se refleja no solo en la identidad que le da al pueblo, sino en la compañía y protección que entrega a sus habitantes.

La fiesta se origina en ritos de origen indígena. La imagen que se mantiene en el templo corresponde a la chinita morena encontrada por un indio del lugar, convertido en protector ferviente. Los primeros bailes chinos, se hacen herederos de esta adoración y con ello del resguardo de esa imagen de moreno y cálido rostro.

Los chinos mantienen su tradición desde bailes relacionados al trabajo en las minas. Por ello sus primeros trajes se relacionaban a la vestimenta utilizada para ingresar a los túneles y socavones. Los chinos visten colores y diseños que aluden al sol, la tierra, las flores y los pájaros. En sus espaldas utilizan pañuelos plateados y espejos en sus gorros y culeras.

Existen varios tipos de cofradías de bailes religiosos. Sin embargo, los que defienden su carácter local y originario son los chinos. Ellos ponen especial énfasis en diferenciarse de las compañías que, con otro tipo de formas e instrumentos, han sido introducidos principalmente a través de las iglesias y parroquias locales.

Como en otras festividades religiosas del norte, la principal expresión es provista por las hermandades de danzantes y sus famosos atavíos y cantos. El acto culminante de la celebración es la procesión encabezada por mineros, donde toman parte activa los bailarines movidos por la energía de las montañas y la fuerza del sol.

Cuando la Virgen es sacada de la Iglesia, los fieles inician su danza. Este acto de fe expresa el sentimiento profundo de los chilenos convertido como un modo de vida intransable. La adoración es tal que, en el año 1700, se prohibieron los bailes y las bebidas y comidas acompañantes bajo pena de excomunión por considerarlos una “ofensa contra su divina majestad”. Pero la costumbre no terminó y mantuvo incólume sus formas rituales arraigadas en generaciones de fieles y peregrinos.

Los bailes son hermandades religiosas que utilizan con sentido de oración las expresiones de arte ritual con origen andino. Así expresan su amor y agradecimiento a la madre de Jesús, al Niño Dios, a los santos y patronos, y a la Santa Cruz. Esta forma de alabanza es parte estratégica de celebraciones convertidas en ritos gigantes de religiosidad popular.

Los bailes chinos nacieron a los pies de la Virgen del Rosario de Andacollo, pero se arrastraban desde antes. La fecha no es segura pero poco después de encontrar a la imagen de la Virgen aparece esta costumbre proveniente de danzas incas. Su idiosincrasia e identificación es propia de los mineros de Andacollo quienes la hacen perdurar con base en la fuerza de su fe.

Un canto chino agradecido de su Chinita, muestra el sentido de la religiosidad popular y la importancia de la Virgen como parte inseparable en la vida de los chilenos. Las melodías expresadas en voces adoloridas resuenan potentes en la iglesia de Andacollo, elevándose al cielo como indestructibles montañas de fe.

A vuestro altar han venido
Los dedichados cesantes
A tus pies, Madre a rogarte,
Muy llorosos y aflijidos.
Porque se han visto abatidos
Por la miseria y el hambre
Vos con ellos muy amable
Pronto habéilos socorrido.

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Un comentario para “Programa 133: Virgen de Andacollo: La Fe en las montañas.”

  • luis mario gallardo martinez:

    es sorprendente la gran devociiòn que genera la chinita de andacollo,conmueve hasta lo mas intimos dfe nuestro ser,creo que es una de las mas hermosas maifestaciones de fe que hay en nuestro pais

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