Programa 112: El canto a lo poeta: un patrimonio de la sabiduría chilena.

(Emisión del 31 de julio de 2011)

Fuente: www.mus.cl

La música es una forma de expresión de los estados de ánimo y la creatividad de los seres humanos. En general y especialmente en el canto, ella despierta sensaciones y construye sentimientos que reflejan las vivencias experimentadas por un grupo o por personas individuales. A este marco el CANTO POPULAR agrega el traspaso de las formas musicales entre generaciones para constituirse en una perpetuación de la identidad patrimonial de un territorio.

Una de las más bellas y singulares expresiones musicales es el “CANTO A LO POETA”, ya sea por sus características singulares y/o por la alta calidad de la creación. Los poetas son depositarios y transmisores de una herencia ancestral, son voceros del acontecer de sus comunidades, y son rescatistas de costumbres e instrumentos que acompañan la historia del país. Pablo Neruda les canta en su ODA A LOS POETAS POPULARES, de la cual hoy declamamos un extracto de ella:

Poetas naturales de la tierra,
escondidos en surcos,
cantando en las esquinas,
ciegos de callejón, oh trovadores
de las praderas y los almacenes,
si al agua comprendiéramos
tal vez como vosotros hablaría,
si las piedras dijeran su lamento o su silencio,
con vuestra voz, hermanos, hablarían.
Numerosos sois, como las raíces.

En el antiguo corazón del pueblo
habéis nacido y de allí viene
vuestra voz sencilla.
Tenéis la jerarquía
del silencioso cántaro de greda
perdido en los rincones,
de pronto canta cuando se desborda
y es sencillo su canto,
es sólo tierra y agua.

Así quiero que canten mis poemas,
que lleven tierra y agua,
fertilidad y canto, a todo el mundo.
Por eso, poetas de mi pueblo,
saludo la antigua luz que sale
de la tierra.
El eterno hilo en que se juntaron
pueblo y poesía, nunca se cortó
este profundo hilo de piedra,
viene desde tan lejos
como la memoria del hombre.

Según Francisco Astorga el canto a lo poeta tiene más de 400 años de práctica patrimonial en Chile. Tal como el guitarrón y el rabel es una de las tradiciones llegadas en los albores de la patria y que se mantiene vigente en la zona central del país. Esta poesía cantada utiliza tanto la métrica de la cuarteta, o copla de cuatro versos,  como la décima espinela compuesta de diez versos. El canto de los poetas se divide en dos grandes grupos: a lo divino y a lo humano; ambos son similares en su estilo poético y musical, pero difieren en sus contenidos o fundamentos. Los primeros cantores fueron españoles pero dieron el paso a “poetas” chilenos en el siglo XVIII.

En la Conquista, en el siglo XVI, los primeros misioneros jesuitas enseñaron a los indígenas la doctrina cristiana a través de versos. La Compañía de Jesús se instaló en distintas localidades, como Calera de Tango, Quillota y Chiloé, pero sólo los que fueron destinados a Bucalemu utilizaron la Décima para evangelizar desde el Choapa hasta el Maule. Así se generó el canto a lo divino en esta zona de misiones antiguas, precisamente donde actualmente aún se conserva esta tradición. Si bien la Décima se adoptó desde España, el Canto a lo Divino es una tradición exclusiva de Chile. 

Entre los españoles, además de fieros guerreros, también venían trovadores y juglares que suplieron textos religiosos por otros de carácter profano pero manteniendo el mismo estilo musical y literario. Así nació el canto a lo humano incluyendo en su creación fundamentos, no bíblicos ni religiosos, como  literatura, historia humana, amores y contrapuntos. Las evidencias señalan que el canto a lo humano nació al día siguiente que los poetas cantaron a lo divino.

Según Francisco Astorga, las melodías usadas se denominan entonaciones. Algunas se cantan en todo el valle central, como “La común”, y otras  son propias de cada lugar, como “La codeguana” de Codegua. Cada entonación tiene su propio toquío o pulsación rasgueada y/o punteada del instrumento acompañante. El canto a lo divino incluye los fundamentos de historia sagrada, personajes de la vida de Jesús, además de los santos y la Virgen María. El canto a lo humano tiene fundamentos terrenales como la historia humana, el paisaje y los territorios, los astros, la literatura, el amor, los desafíos y la vida cotidiana. 

En Latinoamérica y en especial en Chile encontró una gran recepción a esta tradición que mantiene hasta hoy en día. El canto a lo poeta se acompaña por el rabel, un instrumento parecido al violín de sólo tres cuerdas frotadas con un arco, y el guitarrón cuya originalidad de 25 cuerdas destaca en sus sonoros y únicos timbres y matices. También se emplea la guitarra traspuesta, que es la guitarra chilena por excelencia utilizada con afinaciones distintas a las tradicionales. La guitarra tal como es conocida actualmente es utilizada por algunos de los cantores.

La décima es la estrofa preferida por la mayoría de los poetas. Se trata de una composición de diez versos octosílabos, con rima consonante, que se canta acompañado de un instrumento. He aquí su explicación…..en décima:

La decima escogida
Contiene las diez estrofas
Donde el cantor filosofa
Su experiencia de vida
Pronto se da la partida
Ocho sílabas cada verso
Ochenta es el universo
De vocablos en afinación
Rimando una tradición
Que canta sin esfuerzo

Algunos ejemplos de décimas a lo divino son las siguientes:

Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón;
mírame con compasión,
No me dejes, Madre mía.

 

De un puño de tierra hizo
Dios al hombre a su medida
Y le dio un soplo de vida
En el momento preciso.
Lo puso en el paraíso
A gozar de su dulzura
Después le dijo procura
A tu Dios obedecer
Y piensa que serás rey
De todas las criaturas

Un ejemplo de décimas a lo humano se acuña en el tono de chanza con que ha cantado sus vivencias Francisco Ruz, jubilado ferroviario, amigo y compañero de correrías de juglares famosos en Chile.

Cuando veranié en  Reñaca
Donde  unas viejas pitucas,
Comía puras pantrucas
Y a veces cazuela é vaca;
Como  amarrado a  la  estaca
Me  tenían esas focas,
A veces iba a las rocas
Cuando  me sacaban pica;
A pesar  de que  eran ricas
Comida  daban  re-poca.

Otro ejemplo es una décima anónima en brindis, como la siguiente:

Brindo dijo el poroto
a una hermosa pantruca
para las viejas pitucas
yo soy comida de rotos,
y forman este alboroto
porque consideran feo
que les provoque deseos
que se les afloje el aire
como decía mi paire
tanta bulla por un peo.

Monseñor Bernardino Piñera señaló en el  Encuentro de Religiosidad Popular ante el Santo Padre, de La Serena, 1987,  que “los Cantores a lo Divino son los poetas populares que, desde tiempos de la Colonia, han puesto en décimas rimadas los misterios de nuestra fe, los momentos culminantes de la Historia de la Salvación, y los han transmitido de generación en generación, hasta el día de hoy. Ellos han conservado la fe en nuestros hogares campesinos y, sin advertirlo, han realizado una obra poética que une la sencillez de nuestro pueblo y el olor de nuestros campos, al mensaje sencillo y agreste también de nuestro Evangelio”.

Los poetas populares  han sido personas de toda índole, tales como campesinos, trabajadores de la ciudad, patrones de fundo, inmigrantes, extranjeros y profesores. Los cantores chilenos son aquellos que practican lo tradicional que pertenece más al pueblo que a personas o a circuitos comerciales. Los autores generalmente son anónimos y puede apreciarse el paso de generaciones que han ido puliendo y variando sus formas. Así, de una misma composición pueden recogerse numerosas variantes  que incluso se remontan a siglos pasados.

Los cultores naturales gozan de un tremendo prestigio, fundado en su sabiduría y destreza para comunicar ideas por medio de su voz y su creatividad, el cual se acrecienta en la medida que es más conocido. El “mapa de la décima en Chile” en la actualidad se extiende especialmente en la zona del secano que abarca desde Curicó por el sur hasta la zona de Salamanca por el norte, con un principal desarrollo en la costa de la Región del Libertador Bernardo O’Higgins. Sin embargo, ha ocupado espacios importantes en otros territorios, como las salitreras nortinas, hasta donde llegaron abrazados a los campesinos enganchados para el duro trabajo.

Manuel Dannemann describe áreas donde existe el arte juglaresco en la cultura poética chilena, como Alicahue, Cuncumén, Cartagena y Navidad, pero reconoce a la Provincia de  Melipilla como tierra destacada en estas materias. Indica que la juglería es una forma de comunicación poético-musical que cumple funciones sociales importantes, y que acá está restringida a la poesía popular. Concluye el autor que la zona se caracteriza por una expresión arcaica cultural y social de forma poética cantada, que mantiene su vigencia siete siglos después de sus inicios en España, manifestada en el repertorio, las melodías, la ejecución de los instrumentos, y la celebración de ceremonias.

 Santos Rubio

Santos Rubio fue uno de los grandes exponentes de este arte de los poetas populares. A compañado de los acordes de su instrumento en la Puntilla de Pirque, fue reconocido con el Premio a la Música Nacional Presidente de la República, por ser un importante cantor, payador, poeta y guitarronero. Santos Rubio dominaba el acordeón, el arpa, el guitarrón y la guitarra. En el guitarrón se inició a los quince años y pasó su vida entre el toquío ancestral y la enseñanza para las nuevas generaciones. 

El canto a lo humano y a lo divino se ha convertido en un verdadero símbolo campesino de la zona central de Chile cabalgando en esa costumbre de transmitir de manera oral, no solo las creencias y tradiciones, sino también las historias de su gente y su vida diaria. El cantor Salvador Pérez “Salvita” de Chancón, en las cercanías de Rancagua, señaló la importancia del canto a lo poeta:

 

Canto y doy la despedida
canto a un cogollo en flor
canto porque soy cantor
canto porque esta es mi vida.
Canto a mi tierra querida
canto con toda mi voz
canto y termino veloz
canto y paro mi retreta
canto porque soy poeta
canto y así digo adiós. 

El poeta Camilo Rojas Navarro pone a prueba su destino con esta décima adornada de pasado, presente y futuro:

En lo Humano y lo Divino
cuidemos la tradición:
suene fuerte el guitarrón,
que acompaña el buen camino.
Que siempre se oigan los trinos
de la guitarra traspuesta
y la paya, siempre fresca,
nunca deje de brotar;
así vamos a lograr
que la poesía crezca.

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